Blo

< P'atrás  |   P'alantre >


Camín

2011 / 06 / 13 - La Nueva España

Camín

Madrugón de sábado. Primer día que apunta soleado después de la temporada de agua que llevamos. Toca hacer una ruta pequeña. Apenas catorce kilómetros. Los que le lleva cruzar por el concejo de Mieres la variante del Camín de Santiago entre León y Uviéu. No la utiliza mucha gente. En el albergue de Mieres se registran al año unos cien peregrinos. Pero, como muchos no paran sino que pasar de largo, el cómputo total de los que la utilizan supera los mil. Siguen sin ser muchos. Viene a ser la media de los que entran al día en Santiago en los meses de verano en año no Jacobeo. Pero la cantidad va en aumento. El camino engancha. Una vez hechas las principales rutas, la gente se anima con las variantes. La nuestra aparece cada vez más en mayor número de páginas web y en guías especializadas. Cuenta con nombre propio: el Camín del Salvador. Pero sigue siendo una de las rutas menos conocidas. Incluso para los propios vecinos de los sitios por los que pasa.

La fe de cada uno llega hasta donde llega. Vi hacer el camino a gente descalza con los pies deshechos. A otros parando en cada iglesia y capilla a rezar rosarios en latín. A gente que llevaba de promesa no cruzar una palabra con nadie y sonreía a cada ¡buen camino! Como también a alguno disfrazado lo suficientemente llamativo como para salir en la página de curiosidades de la prensa local. Como decía, la fe de cada uno da para todo tipo de variantes. La mía dio como para hacer el camino de balneario en balneario. No sé si con ello me habré convertido en accionista de las cotizaciones del cielo, pero me lo pasé como los indios con los amigos. Los balnearios, como las iglesias, estupendos. Las pulperías, como las capillas, excelentes. Al final te sellan la compostela en todas partes. Incluidas las farmacias.

De Pola a Uxo todas las guías piden precaución. La carretera no tiene ni siquiera arcén. El caminante sigue siendo el último mono. No pinta nada. Mucha publicidad institucional, pero el camino sigue siendo una mierda. De La Peña al Padrún la carretera vuelve a ser un peligro. Por La Rebollá te juegas la vida en cada curva. Menos mal que hay poco tráfico. Pero el escaso que hay lo sabe y va de rally. La poca atención al peregrino se advierte en más detalles. Como madrugues no hay ni un chigre abierto en todo el trayecto. Nosotros, el primero, lo encontramos en La Peña. El siguiente abierto, arriba en El Padrún. Si la danza sale de la panza, hay que salir con ella llena para ponerse en ruta. Aunque sólo sea para hacer catorce kilómetros. Balneario tampoco hay ninguno. Capillas o iglesias abiertas al paso, tampoco. A lo mejor esto es lo que resulta atractivo de esta ruta. Su completo abandono. Un letrero a la entrada de la villa: Mieres del Camín. ¿De qué Camín?




<< Volver al llistáu