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A ritmo de darbukka entre el Eo y el Navia

2011 / 02 / 26 - El Comercio

A ritmo de darbukka entre el Eo y el Navia

La darbukka sigue siendo uno de los instrumentos de percusión más identificativos de la música del oriente medio, por más que desde hace años, por las cualidades particulares de su sonido, se haya ido haciendo un hueco en todas las músicas folk de fusión de medio mundo, hasta entrar de lleno en esta última década en el ámbito del pop, principalmente a través de los grupos de pop-folk.

Me encontré hace más de veinte años con la darbukka introducida en los grupos de música balcánica. Volvía a dar con ella en una de las ediciones del Festival Intercéltico de Lorient, en una formación de bagad bretona, a finales del siglo pasado. Pero antes ya la había encontrado, al lado de cajón flamenco, como instrumento habitual de los grupos portugueses de folk. No obstante no haber dejado nunca de ser un instrumento de todas la zona árabe mediterránea.

Me llamó mucho la atención encontrarme con un grupo asturiano de nombre Darbukka. Y que, a pesar de su nombre, no se dedicaba a ninguna modalidad de música árabe, sino que simplemente hacían música propia con ciertos aires tradicionales. Su primer trabajo, de hace tres años, se tituló Fálala. Como su nombre venía a indicar, reivindicar en él la fala de la tierra que va entre el Navia y el Eo.

De la grabación que presentan en estos días supe de inmediato a través de Marco Castañón, su productor musical, y miembro del grupo Skanda. Durante el concierto en directo del Premiu al Meyor Cantar n’Asturianu, en el Auditoriu Teodoro Cuesta de Mieres del Camín, alguien me lo hizo llegar (no soy capaz de recordar quién, ya que era atroz el trasiego de gente por el backstage del escenario).

Este nuevo CD lleva el nombre de Sete sones, título del último de sus temas e, igualmente, número de sus componentes Sintiendo de fondo el disco, a estas alturas del artículo estoy en el tema siete, en el que siente con propiedad el instrumento que da nombre al grupo. La percusión ha tenido mucho que ver en su historia, hasta encontrarse a gusto en una suerte de fusión amable, bien interpretada y que juega con las armonías del pop sobre una larga serie de melodías tradicionales.

Su otra gran seña de identidad es la lengua, la fala de ese extremo occidente de Asturies. Sin necesidad de ser excluyente, ya que el disco cuenta con un tema en inglés, otro en alemán y una leve incursión en el francés en la pieza “El pontín”, un claro ejemplo de la fusión que practican. Hasta el punto de que, tanto el inglés como el alemán y el francés, acaban sonando a fala en el disco.

El sonido del grupo es, por todo ello, muy identificativo. Toman muchas cosas de mucha gente; nunca como un plagio, las más de las veces como un préstamo transformado en algo propio y diferente. Se trata de música de gente que sabe pasarlo bien haciendo música:

“Sete vidas que s’atopan abrazando ilusióis cantando versos novos convertidos en cancióis”.

Y, casi como marca de la casa:

“Como as vidas del gato sete estilos diferentes sete flores xerminando sete amigos, sete veces”.

Música de una tierra de frontera que hace desaparecer las fronteras.

Es tiempo de crisis. Los conciertos son pocos y los discos que se venden, casi exclusivamente en estos conciertos, aún menos. Por ello, bienvenido sea este trabajo. Se agradece el aire nuevo. Las ganas de no sonar como el resto. El buen gusto, además, de emplear una lengua tan hermosa.




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