Blo

< P'atrás  |   P'alantre >


La Virgen de Agosto

2010 / 08 / 14 - El Comercio

La Virgen de Agosto

El Sínodo de Uviéu del año 1886 no dejaba lugar a muchas dudas sobre el la música tradicional asturiana, de manera especial la de gaita, y su empleo en los oficios religiosos: “Esmérense también los párrocos en desterrar el abuso que convierte las tardes de las grandes solemnidades de la Iglesia en fiestas exclusivamente profanas, en pasatiempos peligrosos y hasta en bailes y borracheras, completamente contrarias al espíritu y al fin de estas santas instituciones. Destiérrense, en cuanto puedan, de esas funciones las gaitas que tocan por la mañana en el templo y sirven luego para profanar la fiesta”.

Con todo, la misa asturiana de gaita llegó hasta nuestros días, en mínimas condiciones, pero suficientes para descubrir en los escasos ejemplos la importancia musical de estos testimonios. Hace algo más de diez años, Mariluz Cristóbal Caunedo, el Gaiteru Veriña y Pedro Pangua grababan una versión que continúa siendo una referencia del carácter más popular.

Además de la misa de gaita y cantada, de la que existen otras versiones, a lo largo de diferentes grabaciones fueron apareciendo en los últimos años un impresionante fondo de música religiosa popular. Algunas, deterioradas por los años, en su versión más castellanizada, y muchas otras manteniendo intacto el espíritu religioso para el que fueron creadas.

De la misma década del Sínodo citado es el cancionero Todo por Asturias, primer capricho pot-pourrístico sobre cantos populares de Asturias compuesto para piano, de Rufino González-Nuevo y Miranda. Se trata del primero de los cancioneros publicado con letra y música sobre temas tradicionales asturianos. El primero de los cantares trascritos es una cuarteta a la Virgen que refleja a la perfección el nivel de presencia de la lengua asturiana en aquellos años:

Que lla Virxen más galana ye la que hay en esti pueblu. Pieslla los güeyinos, neñu que llos Anxelinos baxen y que curien del to sueñu.

La música asturiana religiosa cuenta con cantares de ánimas y de difuntos, un impresionante corpus de cantares de boda, ramos a la Virgen y a los santos, danzas en todo tipo de festividades y cantos individuales, con La Soberana, que crea un género propio dentro de la tonada y que no puede dudar su clara procedencia.

Este 15 de agosto no habrá un solo concejo de Asturies que no tenga una fiesta bajo la advocación de la Virgen. Cada uno vuelve a su pueblo y, de familia en familia y de generación en generación, los viejos cantares y sones volverán a recuperar su protagonismo.

En mi caso, por tradición familiar, me toca entonar el cantu del ramu a la Virxen del Cébranu de Teberga. Hubo unos pocos años en que, por diferentes motivos, no se interpretó. Se recuperó el año pasado y se cantaron estrofas de agradecimiento compuestas en castellano para la ocasión. Como también en castellano se había encargado una versión a mediados de los cincuenta del siglo pasado, con ocasión de la visita del obispo para la coronación. En cambio, las estrofas sueltas recogidas por Eduardo Martínez Torner y otros autores, todas ellas en el asturiano de Teberga, fueron quedando en el olvido. Entre ellos un romance a la Virgen, del que existen otras versiones en concejos limítrofes como Babia y Somiedo, y que empieza diciendo:

Polas almenas del cielu paséase una donceḷḷa blanca, roxa y coḷḷorada reḷḷuce como una estreḷḷa.

En el que la pronunciación repetida de la llamada ch vaqueira (la ḷḷ reflejada en la ortografía) se convierte igualmente en una seña de identidad.




<< Volver al llistáu