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101 años cantando canciones de El Presi

2009 / 07 / 25 - El Comercio

101 años cantando canciones de El Presi

Estamos en la semana del luto mundial por la muerte de Michael Jackson. Las tres canciones más vendidas de la lista de éxitos del Reino Unido son suyas. Algo tan deplorable como la grabación en video de época del año 68 de la audición de los Jackson 5 para la Motown supera las cien mil entradas. Todavía no cumplió los diez años. Pero allí está la esencia del Michael Jackson que lloramos en estos días.

Vivimos dos culturas: la del tiempo y la del lugar. Ambas se superponen. Con las dos convivimos. Como parte de la cultura del tiempo nos sabemos herederos del bagaje musical de un mundo en el que suenan las canciones de Carlos Gardel, Louis Amstrong, Edif Piaf, Elvis Presley, Celia Cruz, Jonh Lennon o Freddy Mercury. La cultura del lugar nos hace juntarnos con la familia o los amigos una noche de fiesta y entonar un repertorio de temas que forman parte de nuestra memoria colectiva y que está integrado por canciones de Baldomero Fernández, Martínez Abades, El Presi o Carlos Rubiera. La cultura del tiempo, con una poderosa maquinaria a sus espaldas que convierte en grandes éxitos canciones que lo son a la vez en la última esquina del mundo y en nuestro propio barrio, nos permite mirar con nostalgia el tiempo en el que fuimos jóvenes y bailamos “I’ll Be There”. La cultura del lugar nos hace seguir cantando “Campanines de mio aldea” sin saber siquiera que se cumplen cien años del nacimiento de quien fue su gran intérprete.

La cultura del tiempo es más fuerte que la del lugar. Nadie lo duda. Pero el lugar cuenta con esa dispersa memoria colectiva que nos hace a todos contar con un repertorio común en el que, sin que tengamos conciencia de haberlas aprendido en ninguna parte en concreto, todos sepamos entonar medianamente bien “Villaviciosa hermosa”, “En el campu nacen flores”, “Soi asturianín”, “Campanines de mio aldea” o la habanera “La capitana”.

Félix Martín acaba de publicar un libro que lleva por título El Presi: 100 años de un mito de la canción asturiana. Un repaso a la vida del artista asturiano que en la década de los cuarenta, cincuenta y sesenta mayor repercusión nacional e internacional llegó a tener. Una manera de refrescar la memoria con alguien que forma parte de nuestra cultura del lugar, en un momento en el que la cultura del tiempo invade todos los rincones de nuestra vida y pugna por no querer dejar ni siquiera un rincón en el que honrar nuestro particular panteón de héroes propios de la tierra.

A mediados de lo cuarenta, con el acompañamiento al piano de Miguel Laverdure y un gran conocimiento de la tonada asturiana, comienza a popularizar una serie de temas que hoy forman parte de nuestro repertorio de grandes éxitos. El suyo primero resultó ser la grabación “Ay Gijón de mis amores”. Después fueron llegando las composiciones de Falo Moro, director de las bandas de música de Candás y de Llaviana, como el pasodoble “Asturias de mi querer” o “Campanines de mio aldea”. Éxitos a los que seguirían otros como “La Mariñana”, “Xilguerín parleru” o “Si yo fuera picaor”.

Antes que él habían recorrido los escenarios americanos voces como la del Gaiteru Llibardón o Cuchichi, acompañado al piano por Eduardo Martínez Torner. Pero, cuando el 20 de junio de 1957, El Presi llega La Habana, con un contrato con la casa Partagás para actuar tres semanas en la televisión de aquel país, el aeropuerto está colapsado. Su recibimiento fue espectacular porque sus canciones eran conocidas a través de la Casa de Asturias.

En su primera intervención televisiva interpretó “Asturias de mi querer”. Su éxito fue tal que después de su emisión firmó contratos para dar conciertos por todo el país durante los cuatro meses siguientes. Son los tiempos del general Batista y falta un año para la llegada al poder de los hombres de Sierra Maestra conducidos por Fidel Castro.

En el mes de octubre de ese mismo año da el salto a Florida, la segunda Cuba, continuando su gira triunfal. En las navidades está en directo en el Canal 2 de la televisión mexicana. Tras su paso por él firma una serie interminable de contratos de conciertos. Su estancia en el país se alargará doce años.

Son muchas las historias que conocemos de El Presi y muchas más las que desvela un libro como éste de Félix Martín. Es bueno repasarlo y poner en su sitio recuerdos que a veces la memoria nos trastoca. El Presi fue un cantante excepcional de tonada, al que la cultura del tiempo lo llevó a incorporar a su repertorio ritmos y melodías de otras tierras –que años más tarde llamaremos mestizaje y hasta world music.

El éxito le sonrió, tanto en sus giras latinoamericanas como a su regreso a Asturies, como hombre de teatro dentro de la Compañía Asturiana de Comedies y como intérprete de una serie de canciones que seguimos guardando en nuestra memoria aunque hayamos olvidado que él fue el primero en darles voz.




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