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Los Chichos

2009 / 01 / 25 - La Nueva España

Los Chichos

Tras las vacas gordas vienen las flacas. No estoy hablando de la crisis. Aunque lo parezca. Hablo de lo que le sube a uno el colesterol y las grasas. De cena en cena. De comida en comida. Para, al final, venir Paco con la rebaja: los análisis de fin de temporada en los que te reencuentras con tus viejos conocidos: los chichos. Ya no es sólo que te lo diga el médico. Es evidente. Hasta mis hijos me regalaron por Reyes la camiseta del tour oficial 2009 de Los Chichos. Muy sutiles ellos.

Hay que hacer deporte. El médico pone cara de circunstancias. Uno pone cara de dolor de los pecados cuando lo escucha. El médico dicta la penitencia. Uno sale de la consulta con firme propósito de la enmienda. Pero, ¿qué deporte se puede practicar en estas fechas con este frío? Camino de casa, pensando en ello, me decido por el ajedrez. Un deporte serio, de los pocos en los que no es necesario ponerse una horterada de chándal. Ni sudar. Con lo malo que es sudar. Y lo que apesta. Para, un poco más tarde, delante de un pinchín y un café, reencontrarme en la tele con las imágenes de un deporte que mola más que el ajedrez: el rally. Como tengo que acercarme a las nuevas instalaciones del Pabellón Visiola Rollán, empiezo a entrenar.

Además del Pabellón, acaba de abrirse en sus alrededores el primer circuito urbano de rally de Mieres. Para comprobarlo sólo tienes que meterte al barrio de San Pedro con el coche por Rosalía de Castro. Y dar la vuelta por la calle del campo de fútbol. Una verdadera pasada. Los badenes para disminuir la velocidad se convirtieron en pequeñas lomas. Cruzar San Pedro se transforma en una experiencia similar a cruzar la Patagonia.

Pongo el doble álbum de Los Chichos a toda caña: “Vente misiana guana / vente misiana / misiana guana / vente misiana / misiana guana / que yo te quiero”. Metes caña al coche y en el primer badén pones las cuatro ruedas en el aire. Pura adrenalina. Quemas colesterol a tope. Al final de la calle, entre la puerta del Instituto del Batán y el nuevo aparcamiento del Pabellón, tiras de freno de mano y hay espacio de sobra para un trompo.

Habría que exigir al Ayuntamiento que pusieran badenes por toda La Mayacina. Seguro que me copia la idea algún brillante político municipal. No es broma. Cada vez que digo una tontería alguien la toma en serio. Como la de hacer un campo de golf en La Mayacina. O un parking en el parque Xovellanos.




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